“No
puedo respirar”, eran las últimas palabras que George Floyd pronunciaba
mientras el agente de policía de la ciudad de Minneapolis, Derek Chauvin, se
arrodilla sobre su cuello mientras Floyd estaba inmovilizado en el piso, el
abuso policial duró al menos 8 minutos, tras los cuales el hombre afro
estadounidense queda inconsciente y minutos después fallece, a pesar de ser
atendido por el cuerpo de paramédicos que asistieron al lugar de los hechos,
quienes intentaron reanimarlo en repetidas ocasiones, este es declarado muerto
una vez es ingresado al centro hospitalario Hennepin County.
El
hecho quedó registrado por Darnella Frazier y publicado horas más tarde en
Facebook, video al poco tiempo de ser publicado se hizo viral, actualmente este
cuenta con más de 1 millón de visitas. Los hechos ocurridos en contra de George
Floyd provocaron indignación entre los internautas tanto nacionales como
internacionales y a pesar de la pandemia global ocasionada por el COVID-19,
miles de ciudadanos de Minneapolis deciden salir a las calles a manifestarse en
contra del abuso policial, pidiendo justicia y así mismo mostrando una herida
abierta entre la sociedad estadounidense, el racismo latente que viven muchos
afrodescendientes cada día, y así mismo reviviendo las muertes injustificadas a manos de los
cuerpos policiales que la comunidad afro ha vivido en los últimos años.
Desde
el pasado martes, 26 de mayo, día posterior a la muerte de Floyd, desde las
horas de la mañana los ciudadanos de Minneapolis inicialmente asistieron a Chicago Avenue
and East 38th Street,
lugar principal de los hechos,
para manifestarse pacíficamente pero rápidamente la indignación, la rabia y el dolor fue escalando
mientras se iban movilizando hacía el Tercer Recinto de la Policía de Minneapolis,
lugar donde trabajaban los cuatro policías involucrados, a pesar de que estos
fueron despedidos no se les han sido imputados cargos hasta el momento. Por
otro lado, los exoficiales Derek Chauvin y Tou Thao, quienes son los que aparecen en el video, tenían
varias quejas de abuso policial especialmente a personas afro y a pesar de todo
esto seguían ejerciendo como policías.
Una
vez llegaron al recinto de la policía, un pequeño grupo de manifestantes
empiezan a atacar la estación
rompiendo vidrios, pintando
las paredes y las patrullas, minutos después el equipo antidisturbios de la policía de
Minneapolis hace presencia en el lugar
de los hechos disparando gases lacrimógenos, bombas aturdidoras y balas de goma
para dispersar a los manifestantes, los cuales respondieron ante estos ataques
arrojando piedras, botellas y casi cualquier objeto a los policías, dejando de
lado la protesta pacífica que en un inicio había iniciado dando lugar a una turba enfurecida, que gritaba arengas
en contra del abuso policial, el racismo y la muerte de
George Floyd.
Las manifestaciones prosiguieron al día siguiente, en las cuales hubo saqueos y una nueva ola de disturbios contra el
recinto policial, lanzando piedras contra las ventanas de este y también se
presentaron enfrentamientos contra la policía, para proteger el recinto de más
daños se realizó un cordón de protección para así evitar el acceso de los
manifestantes. Ya en la noche del jueves 28 de mayo, la ira de los ciudadanos
era cada vez más palpable, entre arengas y gritos contras los cuerpos
policiales, los manifestantes logran traspasar el cordón de seguridad e
incendiar la estación de policía, pero esta vez no hubo ningún tipo de
intervención por parte de los agentes o de los bomberos, ya que esto podría
intensificar las tensiones que había
en ese momento y empeorar
la situación, que ya para esos momentos
era casi incontrolable. Pero las protestas y el descontento por la
muerte de Floyd no solo se pudieron ver en Minneapolis, estás también se
extendieron a otras ciudades estadounidenses
como Nueva York, Los Ángeles, Denver, Saint Paul, Detroit, Dallas, Washington y Atlanta. Pero las mayores protestas y que
más eco han hecho durante los últimos días han sido las presentadas en la
ciudad donde ocurrieron los hechos, en estas manifestaciones podemos observar que se desdibuja las separaciones raciales
ya que todos tipo de personas sin importar
su color de piel y procedencia salen a luchar por una causa en común.
El
descontento colectivo y las protestas presentadas en Estados Unidos son el
reflejo del dolor e ira acumulada de una sociedad cansada de los abusos policiales,
cansados de la corrupción entre las entidades que se supone que deberían
proteger al pueblo y no quitarle miembros, por simple racismo o cinismo. Pero
tristemente, este tipo de abusos, homicidios arbitrarios, exceso de fuerza y
corrupción por parte de la fuerza policial, no son para nada nuevos en ningún
territorio y mucho menos en los latinoamericanos.
Un
claro ejemplo de esto son las más de mil muertes registradas en Brasil a
finales del 2019 a manos de la policía,
principalmente en las favelas y periferias donde la represión
es pan de cada día, en donde sus mismos gobernantes apoyan y aplauden
este tipo de actos vandálicos cometidos contra los brasileños. En el Salvador,
se denunció más de cien muertes ocasionadas por uso desmedido de fuerza y abuso
de autoridad por parte de la policía salvadoreña, entre las víctimas
se encuentran hombres,
mujeres y menores
de edad, los cuales
algunos de ellos fueron sometidos
a tortura para posteriormente ser asesinados, estos hechos
ocurrieron durante la campaña implementada por el gobierno en contra del grupo
“Maras”, pero muchas de las víctimas no estaban involucrados con las pandillas,
según muestran algunas investigaciones.
En Ecuador,
la Confederación de Nacionalidades Indígenas de Ecuador (CONAIE)
denunció en el 2019 la muerte de varios de sus compañeros a manos de la
fuerza policial durante las protestas que se llevaron a cabo en el país por el alza de precio en el combustible, las muertes de los
indígenas fueron el resultado de la represión brutal y desmedida de las
autoridades. Y como no hablar de
Argentina y los tristes hechos perpetrados en la fatídica “Noche de los
lápices” ocurrida bajo la dictadura de Rafael Videla, en donde se caracterizó
por los delitos de lesa humanidad de secuestro, tortura y asesinato, esto
ocurrió en 1976 pero hablando más
actualmente está el caso de Franco Delpech quien fue brutalmente asesinado por
un agente de la policía cuando salía de su trabajo, el motivo de su asesinato
fue por robarle una maleta en donde este llevaba las ganancias de ese día,
además de esto, las 371 personas asesinadas
a manos de los efectivos de la policía
federal en los últimos siete años, siendo
así asesinados en promedio
una persona cada seis días.
Y
como estos casos, hay muchísimos otros cometidos por los policías
latinoamericanos, en donde el factor
común de todos ellos son el abuso de poder y el uso desmedido de fuerza o actos
ilegales que terminan en muertes arbitrarías, las cuales muchas de estas nunca
son llevadas ante la justicia debido a la corrupción interna en los cuerpos
oficiales. Estos son algunos los escenarios de una América profundamente herida
y ultrajada, una América que poco a poco está despertando y ya está cansada de todos los abusos de los cuales
son y hemos sido víctimas durante todos estos últimos años.
En
Colombia, se tienen casos como el de Diego Felipe Becerra, joven grafitero
asesinado a manos de un policía, además de haber alterado la escena del crimen
y mentido acerca del porque se le disparó a Becerra estando
totalmente indefenso y desarmado. O las al menos 34 personas muertas
a manos del Escuadrón Móvil Antidisturbios (ESMAD)
desde su creación, teniendo víctimas como
estudiantes, menores de edad, habitantes de calle, vendedores ambulantes;
indígenas, entre las cuales hay una bebé de seis meses y la mujer indígena
Amparo Morri, quien recibió una paliza mientras estaba en embarazo lo cual
provocó la pérdida de su bebé, también campesinos y líderes sociales, todo esto
ocurrido durante protestas y movilizaciones sociales. En dónde 16 de estas
muertes no han sido completa responsabilidad
del ESMAD, sino los hechos
a ocurrido en conjunto con la Policía
Nacional, el ejército nacional, la policía contraguerrilla o el
escuadrón móvil de carabineros, siendo el ESMAD la colación de fuerza menos
letal entre todas estás, trabajando en conjunto con las fuerzas letales del
Estado colombiano.
Entre
las muertes causadas por el Escuadrón Móvil Antidisturbios, las más sonadas son
las de los estudiantes Nicolás Neira, quien es el primer menor de edad
asesinado por este escuadrón, quien estaba marchando pacíficamente en las
marchas anuales del primero de mayo o también conocidas con las marchas del día
del trabajo del año 2005, recibe un impacto
en la cabeza con un gas lacrimógeno, para posteriormente ser brutalmente golpeado por los agentes del ESMAD. Doce
años después del homicidio de Nicolás, Julio Torrijos el comandante de la
operación de ese día, confiesa haber encubierto lo sucedido durante esa
operación. El otro caso es del estudiante Dilan Cruz, muerto durante las
manifestaciones pacíficas del tercer
día del Paro Nacional del 2019 que estaban teniendo
lugar en el centro de Bogotá, el ESMAD empieza
a dispersar la manifestación con gases lacrimógenos y mientras Dilan está
corriendo lejos de los gases recibe un impacto en la cabeza con un proyectil Bean Bag, que consiste en una bolsa de
tela llena de perdigones de plomo.
Las
muertes de ambos estudiantes causaron indignación entre los colombianos en su
debido momento, generando movilizaciones pidiendo justicia, pero al poco tiempo
simplemente fueron olvidadas y solo siendo recordadas esporádicamente por la
sociedad en general, en donde solo causan resonancia entre los colectivos
sociales, personas que participan y defienden
la lucha social
y los familiares de estos.
Con esto nos damos cuenta,
de que vivimos en un pueblo
indolente, en donde
en vez de la primera
reacción sea salir
y luchar, hacer
arder todo por todas la injusticias que vivimos día a día de manera
repetitiva, simplemente vemos
como un pueblo indolente
se sienta a ver como militares asesina
a falsos positivos, la muertes de
centenares de líderes sociales, personas muriendo de hambre en donde el
gobierno simplemente mira para otro lado, abuso a comunidades indígenas,
habitantes de barrios de bajos recursos siendo desalojados en medio de una
pandemia global, en donde el presidente de una nación gasta varios miles de
millones de presupuesto nacional en armas que serán posteriormente usados
contra el pueblo.
Tenemos
que dejar de ser un pueblo indolente, una sociedad que mira otro lado y empezar
a salir a las calles, luchar por las injusticias de las cuales somos víctimas,
hacer arder todo y demostrar que un pueblo unido puede en contra de cualquier
estado corrupto y opresor.
“Creo que, si uno vive en
este país, tiene una tarea fundamental que es transformarlo” –
Jaime Garzón, periodista y destacado
líder de opinión, asesinado por el narcoestado colombiano.
Autor: Camila Franco

Excelente artículo <3
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